viernes, 10 de abril de 2015

VERANEO EN CADIZ

Aquel verano de 1948, me libré de acompañar a mi madre y hermana Amparo a cualquiera de los muchos balnearios que solían visitar, donde después de hacer unas colas inmensas llenábamos nuestros vasitos y bebíamos aquel agua sanadora a traguitos...
 
Nos fuimos a cargo de mi abuela a una casita preciosa a los pies de la playa, en Cádiz. Estaba muy cerquita del Hotel Victoria, donde solían ir los mayores a bailar mientras  nosotros les espiábamos desde la terraza. Recuerdo nuestra satisfacción cuando nuestra hermana Amparo ganó el concurso de Buggi-buggi.

Vitorita la cocinera, consiguió que casi todos mis hermanos aborrecieran el fideuá.  Dìa sí y día también nos daba para comer fideos con almejas!! Aquella Vitorita es la misma que cuando gracias al trigo que nos vendió Perón, al oir por la radio tan buena nueva, se presentó en el salón visiblemente emocionada diciendo; - ¡Sra nos mandan trigo de la Ingertina! Mi madre no sabía si reir o  llorar....
Una mañana, mientras disfrutábamos del baño de sol y mar, Vitorita vociferante interrumpió nuestro sopor
 - Sra me voy a morir- Gritaba mientras se sujetaba la barriga con ambas manos.
- Se me están saliendo las tripas!!- Continuó la cocinera presa del pánico
-Cálmese Vitorita- Sugirió mi abuela al tiempo que trataba de averiguar donde estaba el problema
La pobre mujer no lograba tranquilizarse, y vociferaba cada vez con más fuerza, consiguiendo concentrar  una muchedumbre a su alrededor comentando lo terrible de la situación.
Mi abuela que siempre decía que lo último era divertir al pueblo, la agarró del brazo y se la llevó a la casa de salud más cercana.

El episodio se zanjó con la compra de un braguero que sujetara la hernia inguinal, causante de sus males.

Conocimos a muchos niños, entre otros mi primer novio...Yo no tendría los 12 años recién cumplidos y no sabía muy bien en que consistía eso de tener novio, pero me pareció una idea emocionante por demás.
Paseábamos por la playa en fila, con aquellos trajes de baño caseros que mucho distaban de los maillots que usaban las actrices de Hollywood !!

Recuerdo perfectamente cuando una de nuestras nuevas amigas me susurró que tenía que ir la última de la fila al pasear por la playa, pues Perico me quería hablar....Así al final de aquella cola, acepté ser la novia de aquel niño pelirrojo y pecoso, algo mayor que yo y al que apenas conocía...

Al terminar nuestra estancia en Cádiz, continuamos nuestra platónica relación por carta. Yo, para agasajarle metía jazmines del jardín dentro del sobre. Y mi hermano Rafael, al tanto de todo, me encubría y echaba mis cartas al buzón con la bici que le había regalado nuestra abuela.

Para colmo de males, una prima de Perico era compañera nuestra en el Valle, y le contó a mis hermanas c por d, todo...nuestro noviazgo, las cartas, los jazmines....No dejó nada en el tintero. A mis hermanas les faltó tiempo para contarlo en casa y no quiero recordar la que se montó ¡Dios mío con algo tan inocente!

No hay comentarios:

Publicar un comentario