
Nos fascinaba subirnos a la tapia y espiar a la familia del chalet vecino. Pasabamos horas analizando su forma de vida tan diferente a la nuestra. Aquella sra se ponía furiosa cada vez que nos descubría espiándoles.
-Niños, haced el favor de bajaros de la tapia-Repetía insistentemente.
-Esta tapia no es medianera, es nuestra, así que podemos estar aquí el tiempo que queramos-Respondíamos al unísono mi hermano y yo, no había duda de que teníamos la lección bien aprendida.
Lo más divertido fue cuando pegaron con la escoba a aquella pobre niña! Acababan de llegar del centro y le habían comprado unos zapatos nuevos, que inmendiatamente quiso ensañarn0s. Al intenetar subir donde estabamos mi hermano y yo, rozó los famosos zapatos.Cuando su madre lo descubrió se montó en un famoso caballo llamado cólera, cogió una escoba y la emprendió contra aquella niña que no entendía por que le llovian aquella manta de palos. Sus gritos se oían en las Ermitas
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