viernes, 2 de julio de 2010

mis primeros años I


Rafael y yo compartimos dormitorio durante años, dormíamos enfrente de mis padres, el mismo que ocuparía mi hermano Juan de Dios tras su separación de Paz Rubio. Se podía acceder al mismo desde el patio central que hacía las veces de repartidor, o desde el pasadizo que unía la cocina con el mismo y que pasaba por debajo de la escalera de servicio. Esta situación resultaba muy conveniente, sobre todo cuando hacíamos cualquier trastada, ya que Frasquita nos ocultaba de la vista de los mayores llevándonos directamente desde el jardín a nuestra habitación y evirtar así una regañina segura.
Aquel jardín de estilo árabe, con sus naranjos, sus laberintos de boj, el bosque de eucaliptus así como las palmeras datileras de delante de la casa era nuestro pequeño gran mundo. Rafael y yo nos levantabamos y tras desyunar, unas veces bizcochadas otras tortas de aceite que Frasquita cada semana cocía en el horno de El Brillante. Nos lanzabamos a vivir un sinfín de aventuras que salían de mi inagotable imaginación.
En nuestros paseos por el jardín, mientras inventaba que yo era una india cautiva...o que eramos Santa Teresa y su hermano que de escapaban de su casa de Avila para matar moros...comíamos naranjas, tantas como podíamos. Yo me limpiaba las manos en las bragas.
-Qué habilidad te das para limpiarte-comentaba Rafael cada vez que me veía hacerlo.
Mi hermana mayor muy preocupada por nuestra higiene, se pasaba la vida levantandome las faldas, y al descubrir cuan sucias estaban mis bragas mandaba cambiarmelas inmediatamente.
-Ya estan otra vez sucias-Gritaba alarmada-¿Se puede saber que haces para que esten siempre tan cochinas?

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