miércoles, 4 de febrero de 2015

ALMUERZO CON LOS MAYORES

Rara vez se nos permitía comer con los mayores, hasta que no alcanzásemos una edad apropiada, estaba vedada nuestra presencia en la mesa, sin embargo en ocasiones especiales nos invitaban a almorzar con ellos.

En realidad, para nosotros era mucho más divertido comer al cuidado de Frasquita, que nos lo  permitía todo. Aún así, nos imponía la corrección exigida en la mesa estilo remordimiento español del comedor.

En una ocasión y con motivo de la visita de Tio Juan de Dios Porras y Tia María Fernández de Bobadilla nos reclamaron. Nos encantaba verles!

En aquella ocasión me enteré de que se habían casado en Valencia. Mi padre gracias a la influencia que todavía conservaba, como sobrino de José María Salvador y Barrera, quien tomó posesión de dicha diócesis en 1916 y tras su muerte en 1919 sus restos inhumados se depositaron en la capilla de la Purísima de la Iglesia Catedral de Valencia; Intermedió para que todo resultara precioso. No en vano mi tío eternamente agradecido, no paraba de decirme que mi padre era como un hermano para él.

Aquel día, teníamos doncella nueva para servir la mesa. Y aunque mi madre la había aleccionado previamente para que pudiera desempeñar su trabajo correctamente:- Se sirve por la izquierda, se retiran los platos por la derecha...por último tiene que poner la mano en la espalda al ofrecer al comensal para que se sirva. - La pobre entendió mal y al tiempo que colocaba el brazo derecho por encima de la espalda de los presentes, con la izquierda disponía la fuente para que nos sirviéramos. Mi tío actuó
como si tal cosa, sin poder evitar una velada sonrisa. Cuando la pobre chica se retiró a la cocina - Me encanta la educación que das al servicio, Dolores- comentó guasón tras una sonora carcajada.

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