martes, 21 de abril de 2015

INTERNA EN EL VALLE. SEVILLA II

La vuelta al colegio siempre suponía una gran cantidad de sentimientos encontrados, pero el más fuerte de todos era la inmensa tristeza que me invadía al imaginarme fuera de casa hasta Navidad, sin ver a mi madre.... Por que, aunque se le permitía visitarnos tres o cuatro veces al año, nunca hacía uso de esos permisos.

Después del verano, y desde que las hermanas Lastra empezaron a ir internas a nuestro colegio íbamos todas juntas en coche: Ora en el Mercedes de su padre, ora en el Fiat de mi madre. Y siempre siempre, cuando se atisbaba el árbol torcido a la entrada de Sevilla yo rompía a llorar. Disimuladamente, claro está. Todo antes que descubrieran mi debilidad!

La hora de la comida era el único momento en que podíamos hablar, por lo que aunque por norma general no nos gustaba demasiado lo que nos daban, era un momento de algarabía.

Recuerdo divertida cuando un año, al llegar la temporada de coles, nos dieron muy continuado esta verdura para cenar... La producción de coles aquel invierno era muy superior a la de los anteriores. Desde arriba, cuando mirábamos al huerto solo veíamos estas hortalizas. Aquello pudo incluso con nuestro espíritu de sacrificio, al que apelaban continuamente nuestras educadoras. No sabíamos que hacer para salir de aquella situación.

Nuestras salvadoras, fueron cuatro internas, quienes por la noche se fueron al huerto y arrancaron todas las coles, dejándolas cuidadosamente depositadas en el mismo lugar que ocupaban antes de su defenestración. Se echó tierra sobre el asunto al descubrir que algunas de las autoras eran sobrinas de la Madre Ecónoma.

El postre que denominaban natillas, me producía un asco espantoso. Cuando las veían aparecer, mis compañeras de pupitre, no paraban de cuchichear -Bienvenido, el jardinero hoy se ha afeitado. Aquí viene la espuma que ha dejado!-
Aquel comentario me producía una repugnancia absoluta.

Comíamos pan gracias a las cartillas maquileras  que aportábamos algunas de nosotras.
Debido a la escasez de los  cereales tras la contienda, era una forma solidaria de compartirla con el resto de españoles. Los productores de cereales, legumbres, aceitunas,...cedían la totalidad de la producción al Servicio Nacional de Trigo. Que a su vez, entregaba un porcentaje de cada fanega declarada, por cada miembro de la familia al productor. El estraperlo gracias al que se enriquecieron unos pocos, surgía del ocultamiento al Estado de parte de esa producción para venderla en el mercado negro.

En Córdoba, como en casi todas las provincias mayoritariamente agrícolas, estaban muy marcadas estas personas que comerciaban con el hambre de los más pobres. No eran recibidas en ninguna casa conocida. Sin embargo, con el tiempo y poco a poco se les fue tratando. Hasta olvidar de donde procedía su fortuna. Poderoso caballero Don Dinero

viernes, 10 de abril de 2015

VERANEO EN CADIZ

Aquel verano de 1948, me libré de acompañar a mi madre y hermana Amparo a cualquiera de los muchos balnearios que solían visitar, donde después de hacer unas colas inmensas llenábamos nuestros vasitos y bebíamos aquel agua sanadora a traguitos...
 
Nos fuimos a cargo de mi abuela a una casita preciosa a los pies de la playa, en Cádiz. Estaba muy cerquita del Hotel Victoria, donde solían ir los mayores a bailar mientras  nosotros les espiábamos desde la terraza. Recuerdo nuestra satisfacción cuando nuestra hermana Amparo ganó el concurso de Buggi-buggi.

Vitorita la cocinera, consiguió que casi todos mis hermanos aborrecieran el fideuá.  Dìa sí y día también nos daba para comer fideos con almejas!! Aquella Vitorita es la misma que cuando gracias al trigo que nos vendió Perón, al oir por la radio tan buena nueva, se presentó en el salón visiblemente emocionada diciendo; - ¡Sra nos mandan trigo de la Ingertina! Mi madre no sabía si reir o  llorar....
Una mañana, mientras disfrutábamos del baño de sol y mar, Vitorita vociferante interrumpió nuestro sopor
 - Sra me voy a morir- Gritaba mientras se sujetaba la barriga con ambas manos.
- Se me están saliendo las tripas!!- Continuó la cocinera presa del pánico
-Cálmese Vitorita- Sugirió mi abuela al tiempo que trataba de averiguar donde estaba el problema
La pobre mujer no lograba tranquilizarse, y vociferaba cada vez con más fuerza, consiguiendo concentrar  una muchedumbre a su alrededor comentando lo terrible de la situación.
Mi abuela que siempre decía que lo último era divertir al pueblo, la agarró del brazo y se la llevó a la casa de salud más cercana.

El episodio se zanjó con la compra de un braguero que sujetara la hernia inguinal, causante de sus males.

Conocimos a muchos niños, entre otros mi primer novio...Yo no tendría los 12 años recién cumplidos y no sabía muy bien en que consistía eso de tener novio, pero me pareció una idea emocionante por demás.
Paseábamos por la playa en fila, con aquellos trajes de baño caseros que mucho distaban de los maillots que usaban las actrices de Hollywood !!

Recuerdo perfectamente cuando una de nuestras nuevas amigas me susurró que tenía que ir la última de la fila al pasear por la playa, pues Perico me quería hablar....Así al final de aquella cola, acepté ser la novia de aquel niño pelirrojo y pecoso, algo mayor que yo y al que apenas conocía...

Al terminar nuestra estancia en Cádiz, continuamos nuestra platónica relación por carta. Yo, para agasajarle metía jazmines del jardín dentro del sobre. Y mi hermano Rafael, al tanto de todo, me encubría y echaba mis cartas al buzón con la bici que le había regalado nuestra abuela.

Para colmo de males, una prima de Perico era compañera nuestra en el Valle, y le contó a mis hermanas c por d, todo...nuestro noviazgo, las cartas, los jazmines....No dejó nada en el tintero. A mis hermanas les faltó tiempo para contarlo en casa y no quiero recordar la que se montó ¡Dios mío con algo tan inocente!

jueves, 12 de marzo de 2015

Interna en el Sagrado Corazón , El Valle Sevilla I

 En octubre de 1947, llegó el momento de ir interna al Colegio del  Sagrado Corazón en Sevilla.
Nos fuimos mis hermanas y yo al Valle. Fue también mi  primer viaje en  " el carreta". Toda una experiencia...Salíamos de Córdoba a las 10 de la mañana, nos enviaban con el almuerzo; los consabidos filetes empanados y la tortilla española. Aquel tren se alimentaba de carbón, por lo que nos librábamos muy mucho de abrir sus ventanas, a riesgo de que se nos metiera una carbonilla en el ojo. Para no hacer aquel trayecto solas, nos acompañó mi hermano Jose María. A mitad de camino, en Lora del Río, recogímos a las hermanas Coronel, mi hermano se puso encantado de compartir trayecto con niñas tan guapas.

Sobre las cuatro de la tarde llegamos a la C/ María Auxiliadora, 31 de la capital hispalense.  Nuestro baúl para pasar el año, estaba allí esperándonos. Lo había llevado el cosario. El mismo que nos recogía semanalmente la ropa, para llevarla a lavar a casa y traérnosla de vuelta limpia y perfumada.
Al llegar nos recibió la Madre Isasi, Maestra Gral.,
- Entonces, Ud es la Sra de Pérez - Dijo al verme
Sorprendida de que aquella Madre supiera de aquel mote, asentí con la cabeza.
Mis hermanos mayores, me empezaron a llamar así, cuando ahorrando cada duro que me daban, me fui a la calle Sevilla a comprar la Mariquita Perez, me tildaron de caprichosa por gastarme nada más y nada menos que 100 ptas en obtener la preciada muñeca. Con el mote inventaron la historia de que me había casado con el ratón Pérez, convirtiéndome en la ratita Pérez. Para hacerme rabiar movían el dedo índice de izquierda a derecha como si fuera un rabito de rata...Aquello me enfurecía!

Nada más verme, me tomaron bajo su protección las dos niñas más revoltosas del Colegio. Mis hermanas me advirtieron sobre lo poco oportuno de mi amistad con ellas, pero su consejo, cayó en saco roto. Eran demasiado divertidas para renunciar a su amistad!

Aunque, ya había estado interna mientras me preparaba para recibir la Primera Comunión, las reglas a seguir eran absolutamente novedosas para mi!
Por los pasillos, mientras nos trasladamos de una estancia a otra, íbamos en silencio riguroso, sin salirnos del mismo baldosín. Los libros los llevábamos sobre las palmas de la mano extendidas a la altura del pecho. A las diez de la mañana nos quitábamos el abrigo. Llevarlo fomentaba la pereza. Aquellos corredores al aire libre hacía que sufriéramos enormemente  las inclemencias del tiempo sevillano. Frio casi siberiano en invierno y calor sahariano en los meses estivales. A las siete y media de la mañana cuando tocaban diana era el único momento del día que sentía cierto confort.
Por la noche teníamos que poner toda la ropa llevada durante el día, doblada sobre una silla ante la puerta del dormitorio.

Todas estas medidas fomentaba la disciplina y el autocontrol que tanto me ha servido en mi vida.

En marzo, se desbordó el rio Guadalquivir, anegándose toda la ciudad. Aquel día no hubo clase pues las mediopensionistas, que llegaban al Colegio en tranvía no pudieron salir de sus casas. Asomada por las ventanas, veíamos el traslado de las personas en barca. En mi desbordante imaginación me veía asomada al balcón en un Palacio veneciano, esperando al gondolero, que me cantaría mientras recorríamos los canales...Mientras las monjas, angustiadas por el desastre, trataban de ayudar a los damnificados.

Aquel año terminó en desastre académico. Suspendí en junio y no me llevaron a examinarme en septiembre. Repetí curso...El berrinche que me llevé fue tal que mi madre verdaderamente compungida ante mi desazón, zanjó  la cuestión diciendo; - Se acabaron los exámenes para ti, ni una lagrima más por los estudios...-
Mi amor propio impidió que siguiera la pauta sugerida por mi madre.

lunes, 23 de febrero de 2015

MIS PRIMEROS AÑOS IV; Me operan de amigdalas...

Una niña muy delicadita!! Decían de mi mis hermanos... Enfermaba con relativa facilidad, enseguida me subía la fiebre. Nuestro médico de cabecera me diagnosticó amigdalitis. Había que operarme. Se pidió cita a un otorrino de gran reputación en Córdoba.
En el trayecto desde mi casa hasta la consulta del Dr., mi madre trató de persuadirme de la nimiedad de la operación, al tiempo que trataba de infundirme valor. Sin embargo y aunque no decía nada, iba absolutamente aterrada y desde luego nada convencida de tener que pasar por semejante mal rato. Tan poco convencida estaba, que al cruzar el umbral me dio tal ataque de pánico que cual gato salvaje arremetí contra el pobre médico que estupefacto comentó;  -Vaya una Rosa con espinas!-
A mi madre aquel comentario le pareció un poco salido de tono y bastante insultante, por lo que asiendo mi manita me hizo salir junto a ella de aquel lugar. Me había librado de la quema al menos por el momento.

Había ganado una batalla pero no la guerra, a los pocos días nos recibía un cirujano en Sevilla. Hicimos las maletas y Pepe el chofer nos llevó a mi madre, mi hermana Amparo y a mi a la capital hispalense. Aquella noche nos alojamos, como siempre que íbamos a Sevilla, en el Hotel Inglaterra. Tras una larguísima noche aterrada y angustiada, amaneció un día precioso. El olor a azahar lo invadía todo. Las gitanillas llenaban de color aquel día del mes de abril. Aquella maravillosa estampa no disminuía mi miedo. Miedo acrecentado por la tía Chica, que no paraba de alertarme en contra de aquella operación;
- Te están engañando- repetía constantemente-
-Te van a hacer mucho daño-
-No te dejes- Me decía una y otra vez.
La tía  Soledad Porras Pacheco, prima hermana de mi madre, era para ella la hermana que no tuvo. Todos la llamaban Chica, aunque nunca supe el porque.

Al fin llegamos a la consulta del cirujano, venían conmigo y con mi madre, la tía Chica, tía María Fernández de Bobadilla y mi hermana Amparo. Al cruzar el umbral de aquella casa típicamente sevillana con sus rejas, su cancelita de hierro, su patio...Nos recibió una enfermera muy atenta, que nos acompañó a la sala de espera.

No tuvimos que esperar mucho tiempo, enseguida nos condujeron a la sala de operaciones. A aquel médico, para ganarse mi confianza, no se le ocurrió nada mejor que enseñarme las amígdalas del niño que acababa de ser operado. Aquella masa sanguinolenta tan parecida a unos higaditos de pollo, fue el detonante. Cuando vi a aquel hombre grandote con una jeringa en la mano,  dispuesto a clavarme una enorme aguja, no pude contenerme más y empecé a dar patadas y mordiscos a diestro y siniestro, hasta conseguir, convertida en fiera corrupia deshacerme del anestesista, la enfermera y el médico y huir corriendo de la clínica. Pepe, que nos esperaba apoyado en el coche, al verme salir como una exhalación, corrió tras de mi hasta alcanzarme.

Mi madre salió enfadadísima y enormemente avergonzada. De vuelta al hotel me sentaron entre tía María y mi madre y apoyándose la una en la otra consiguieron hacerme entrar en razón. Cuando llegamos al hotel, yo estaba arrepentida de mi mal comportamiento.

A la mañana siguiente, henchida de amor propio, llegué a la clínica decidida a portarme como una niña obediente y dócil, tal como había prometido a mi madre.

Entré sola, sin apoyarme en una mano amiga que me condujera. No he olvidado la cara pavor  de la enfermera, al retirar yo mi mano cuando ella trataba de dármela. "Esta cree que se va a repetir la escena de ayer" Pensé divertida.

Todavía aturdida, volvimos al hotel, donde me acostaron. A la mañana siguiente, desperté con una brutal hemorragia. Mi madre, asustadísima me llevó de nuevo a la clínica donde permanecí varios días. Para salir del hotel, atravesamos el comedor del mismo y a pesar de mi debilidad se me quedaron grabadas las caras de estupefacción de los comensales al vernos a mi madre y a mi en tan angustiosa situación. Tras varios días en la clínica, me trasladaron al chalet que en Pineda, tenía mi tío Juan de Dios. Mis tíos me mimaron y consintieron  hasta la saciedad, en cuanto me hube restablecido volví a Córdoba.



jueves, 19 de febrero de 2015

historias de san juan de dios: 1945

historias de san juan de dios: 1945: Mi padre, Jose Mª Olías Salvador Aquel mes de enero de 1945, mientras los soviéticos liberan Auschwitz , el campo de exterminio y concen...

miércoles, 18 de febrero de 2015

1945

Mi padre, Jose Mª Olías Salvador
Aquel mes de enero de 1945, mientras los soviéticos liberan Auschwitz, el campo de exterminio y concentración más grande construido por la Alemania Nazi a 43 km de Cracovia. Los españoles seguíamos sufriendo la privación y la hambruna. La escasez de agua, los campos yermos, el aislamiento internacional y la autarquía franquista favorecieron el estraperlo y el enriquecimiento de los más vivos o más desalmados según se mire.
El viernes 12 de enero una ola de frio polar invadió la península, aquel aire gélido se metía por todas las rendijas de la casa. Mi padre, recién llegado de Málaga y tras darnos nuestros regalos: una muñequita de madera a mi y un balón a Rafael, se sirvió la acostumbrada copa de oloroso,  que le gustaba tomar junto a la chimenea del comedor antes de la cena.
Nada parecía presagiar los acontecimientos postreros. La mañana del 13, una manta de varios centímetros de nieve cubría la casi totalidad de la península ibérica.
Fue mi primer contacto con este fenómeno de la naturaleza. Todo el jardín yacía silencioso bajo los efectos de aquellos copos blancos .
Mi padre, que solía ir a la oficina todas  las mañanas incluso los sábados,  permaneció en casa, aquejado de malestar, Mi madre se alarmó y mandó llamar al médico.
En pocas horas había fallecido víctima de una apoplejía. A Rafael y a mi nos pilló en el cuarto de la costura jugando con el balón recién estrenado de mi hermano. Los mayores, poco a poco fueron llegando de sus respectivos centros de estudio. La noche y el frio aumentó mi zozobra y miedo, sentimiento que me acompañaría por años y que cuando las pesadillas invadían mi sueño, Juan de Dios corría a acunarme hasta lograr mi total consuelo.
Aquel año Rafael recibió la Primera Comunión en la capilla del Pilar de la Iglesia de San Hipólito, Colegiata que los Jesuitas tienen en el centro de Córdoba. Allí acudimos todos los hermanos junto a mi madre y abuela vestidos de negro, contentos por la importancia del momento, pero muy tristes por la ausencia de la figura paterna.
El  7 de mayo de 1945, en los cuarteles de la SHAEF en Reims, Francia, el Jefe del Estado Mayor del Alto Mando de las fuerzas armadas alemanas, el general Alfred Jodl, firmó el acta de rendición incondicional para todas las fuerzas alemanas ante los Aliados.
Aquel verano, antes de partir hacia Ronda a pasar las vacaciones, Franco promulgó uno de las ocho leyes fundamentales de su gobierno El Fuero de los españoles
Recuerdo aquel viaje como si fuera ayer...Nos mandaron con Pepe el Chofer y Antonia la cocinera en aquel horrible tren de la posguerra española, tardamos toda la noche en llegar a la ciudad del tajo, tras hacer trasbordo en Bobadilla. Yo tenía encomendado el maletín de los cubiertos.
Allí nos esperaba mi hermano mayor, que estaba haciendo la  MILI. Una vez en la casa con vistas al barranco que habíamos alquilado, Pepe puso una conferencia a nuestra casa
- Conferencia con Córdoba - Dijo a la señorita de la centralita - Con el 343 de Villa Azul, Por favor!- Señora, aquí dejo a los niños mirando pa'l  barranco- Le comunicó a mi madre una vez contactó con ella al otro lado del hilo de cobre. El se volvia a casa, pues tenía que pasar el verano llevando a mi abuela al campo, ya que  tras la muerte de mi padre se encargó de llevarlo.
No se me ha olvidado la fuerte sequía que padecíamos, la administración que teníamos que hacer con el agua al asearnos...Realmente la situación era dramática.
A menudo venían a casa a comer los mandos militares del cuartel en el que mi hermano hacia el servicio militar, aquello resultaba la mar de emocionante, aunque para variar los pequeños permanecíamos bastante al margen de la vida de los adultos.
Un día de tantos en que Rafael y yo pasamos la mañana cogiendo ranas y cangrejos, soltamos uno de estos pequeños anfibios en el salón de la casa, con tan mala suerte que la primera persona en descubrirlo fue Amparo, quien al ver al inofensivo animalito; del susto se subió a una mesa que se hizo trizas con el lógico enfado  de mi madre, que puso el grito en el cielo! Al ver el resultado de la travesura, corrimos a escondernos.
Aquel año terminó con el cierre de las fronteras y el total aislamiento por la condena internacional del régimen de Franco acusado de ser aliado del eje.

miércoles, 11 de febrero de 2015

MIS PRIMEROS AÑOS III; EL POZO

Rafael y yo con "Macaco" y Pepe el chófer
Aunque teníamos un magnífico pozo como casi todas las casas de Córdoba. No en vano los árabes, que tanta importancia dan a este bien natural, instalaron aquí su capital en tiempos de los califas. Mi padre quiso buscar más agua para consumo humano, pues no estaba seguro de que éste no estuviera contaminado y lo reservó para el riego del jardín.

Mandaron buscar a unos poceros para el desempeño de tan necesaria empresa. Después del magnífico trabajo de radiestesia realizado por un zahorí, empezaron a cavar cerca de la tapia que servía de límite con la calle Cardenal Puerto Carrero. Con tan rápido y buen resultado que los poceros tuvieron que salir a escape de allí, a riesgo de morir ahogados. ¡Tal era la profusión de agua que salía!

Como era costumbre, y un poco por superstición, había que bautizar el pozo. Tal bautizo no era otra cosa que celebrar con vino el hallazgo. Rafael y yo que no perdimos comba de lo que allí pasaba, decidimos que ya que no nos invitaban al bautizo. Cosa altamente injusta, o así lo creímos. Celebraríamos nuestro propio bautizo.

Abandonando a todos los mayores, que junto con los poceros celebraban el bautizo del pozo. Encaminamos nuestros pasos a casa. Ya en el comedor, cogimos la botella de cristal tallado, contenedora  del oloroso que, tanto mi abuela como mi padre gustaban de tomar antes de cada comida y cada uno con su catavino nos sentamos en le cierre del comedor, cerramos las cortinas que lo separaban de la estancia y cada uno en una de las butacas del reservado nos dispusimos a celebrar nuestro particular bautizo.

No se cuanto tiempo pasó antes de que tio Juan de Dios, alertado por nuestras risas flojas y las cortinas del comedor echadas, descubriera lo que habíamos hecho, pero sí el estado en que nos encontró. Le estoy viendo, mirándonos fijamente, intentando evitar una sonrisa.

Fue a buscar a Frasquita, nuestra eterna encubridora, encomendándola que nos metiera en la cama a escondidas de nuestros padres. Y así lo hizo. Nuestra travesura fue obviada, nunca se habló de ello.

sábado, 7 de febrero de 2015

LA CABRITA




Al final del jardín, desde el paseo de las parras y a través de una puertecita accedíamos a la casa de tío Antonio Porras, casa que había heredado de su madre Dolores Aguayo Fernández de Mesa.

A Rafael y a mi nos encantaba atravesar aquella puerta y adentrarnos en un nuevo territorio para explorar. Había un artilugio que utilizaban para regar, consistía en un tambor de lata que daba vueltas expulsando agua, nos metíamos dentro para tirarnos por aquellas cuestas...

Algunas veces íbamos también con Amparo, durante estas visitas, nos recibían en el cuarto de estar. Una bonita estancia de la que me llamaba mucho   la atención una brujita que, colgada de la lámpara, volaba sobre nuestras cabezas al abrir y cerrar la puerta, el maravilloso suelo de aquella estancia y una foto hecha en el patio del Colegio que los Padres Jesuitas tienen en el Puerto de Santa María, donde aparecía como condiscípulo de bachillerato junto a Juan Ramón Jiménez y Muñoz Seca, entre otros.

En una de estas visitas supimos como tío Francisco Porras Canales, le había plantado cara a su párroco: Tio Paco, vivía en Bujalance y surtía de leña durante el invierno al cura, Aquel verano el cura no se había portado bien con mi tío, así que cuando llegó noviembre y el Sr Párroco acudió a buscar leña, Tío Paco le recibió con la siguiente repostá: -"Este año Padre, ya se puede Ud atar la quijá con una guita, que de aquí no se lleva un haz de leña" .

Sentía debilidad por Rafael y por mi, tanto que un día nos mandó con el jardinero una nueva mascota; una preciosa cabrita, que se convirtió de inmediato en nuestra compañera de juegos. Lo primero que hicimos fue bañarla y perfumarla, la atamos con un cordel para pasearla por el jardín, este nuevo oficio nos mantenía entretenidos buena parte del día.
Resultó ser un animal díscolo, que sentía predilección por las mismas rosas en las que mi abuela se miraba cada día...y que el jardinero cuidaba con esmero y magnífico resultado, sin embargo y a pesar de todo nuestro empeño aquella cabrita se comió todas las rosas,  no dejó ni los rabos!!

Mi abuela enfurecida, le pidió a mi hermano mayor, encargado de llevar el campo desde la muerte de mi padre, que desterrara al animal. Juan de Dios hizo lo mandado y al campo se llevó nuestra mascota.

Yo me desentendí del animal una vez dejé de verle. Rafael le siguió la pista, yéndola a visitar cada vez que tenía ocasión y apuntando cada cabrito que traía al mundo.

miércoles, 4 de febrero de 2015

ALMUERZO CON LOS MAYORES

Rara vez se nos permitía comer con los mayores, hasta que no alcanzásemos una edad apropiada, estaba vedada nuestra presencia en la mesa, sin embargo en ocasiones especiales nos invitaban a almorzar con ellos.

En realidad, para nosotros era mucho más divertido comer al cuidado de Frasquita, que nos lo  permitía todo. Aún así, nos imponía la corrección exigida en la mesa estilo remordimiento español del comedor.

En una ocasión y con motivo de la visita de Tio Juan de Dios Porras y Tia María Fernández de Bobadilla nos reclamaron. Nos encantaba verles!

En aquella ocasión me enteré de que se habían casado en Valencia. Mi padre gracias a la influencia que todavía conservaba, como sobrino de José María Salvador y Barrera, quien tomó posesión de dicha diócesis en 1916 y tras su muerte en 1919 sus restos inhumados se depositaron en la capilla de la Purísima de la Iglesia Catedral de Valencia; Intermedió para que todo resultara precioso. No en vano mi tío eternamente agradecido, no paraba de decirme que mi padre era como un hermano para él.

Aquel día, teníamos doncella nueva para servir la mesa. Y aunque mi madre la había aleccionado previamente para que pudiera desempeñar su trabajo correctamente:- Se sirve por la izquierda, se retiran los platos por la derecha...por último tiene que poner la mano en la espalda al ofrecer al comensal para que se sirva. - La pobre entendió mal y al tiempo que colocaba el brazo derecho por encima de la espalda de los presentes, con la izquierda disponía la fuente para que nos sirviéramos. Mi tío actuó
como si tal cosa, sin poder evitar una velada sonrisa. Cuando la pobre chica se retiró a la cocina - Me encanta la educación que das al servicio, Dolores- comentó guasón tras una sonora carcajada.

sábado, 31 de enero de 2015

MI PRIMERA COMUNION

Un mes antes de celebrar mi Primera Comunión, a mediados del mes de abril del año 1943. Fui con mis padres al Colegio del Valle, en Sevilla, el que la orden del Sagrado Corazón tenía en la capital andaluza. Era un edificio antiguo, lleno de patios ajardinados con corredores que lo rodeaban...Olía a azahar, jazmín y recogimiento.

Inmediatamente me cogió bajo su tutela la Madre Paz Isasi, una monja tan viejita como cariñosa. Consiguió que yo la única interna de todas las niñas que se preparaban para recibir el Sacramento, no echara de menos mi casa.

Nuestro día a día, a lo largo de todo el mes que precedió a tan importante evento consistía en reflexión, recogimiento, silencio...Silencio que solo rompíamos en la Capilla, donde aprendíamos todas las canciones que entonaríamos aquel día. Nos enseñaron el catecismo de Ripalda, catecismo que teníamos que recitar entero de memoria.

Mi abuela, que se instalaba todas las primaveras en el Hotel Inglaterra con mi hermana Amparo, fue la encargada de comprarme unos horribles zapatitos calados que intenté no llevar...pero fue imposible.

La noche del 14 al 15 de Mayo, no pude dormir de la emoción. Era todo tan bonito! Me sentía la niña más importante y afortunada del mundo. La Madre Paz Isasi, me puso bigudíes para poder hacerme unos bonitos tirabuzones. El traje que llevaríamos era una réplica de nuestro uniforme, pero en lugar de ser de franela azul, era de piqué blanco.

Me llevaron a un estudio de fotografía para dejar constancia de un día tan especial.

Tras la ceremonia religiosa, las RRMM nos agasajaron en el salón de actos a todas las niñas y familiares, con un desayuno de bollos con chocolate.

A la hora del almuerzo, nos trasladamos  al Hotel Inglaterra, donde mi padre había encargado una paella. Fue una celebración familiar, aunque con la ausencia de mi hermano mayor y de Rafael, se quedaron en Córdoba aquejados de sarampión. Enfermedad que me contagiaron a la vuelta.

Aquel año de 1943, la feria de Sevilla, aun en el Prado de San Sebastián, fue la primera del siglo XX celebrada en mayo.

lunes, 26 de enero de 2015

sábado, 17 de enero de 2015

historias de san juan de dios: Tia Rafaela Porras Ayllón. Fundadora de las Esclav...

historias de san juan de dios: Tia Rafaela Porras Ayllón. Fundadora de las Esclav...: casa natal de Tia Rafaela Porras en Pedro Abad Cuando mis padres en su viaje de novios, tras visitar distintas capitales de Europa, ll...

Tia Rafaela Porras Ayllón. Fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón



siguiente
casa natal de Tia Rafaela Porras en Pedro Abad
Cuando mis padres en su viaje de novios, tras visitar distintas capitales de Europa, llegaron a Roma. Mi madre, lo primero que quiso hacer fue visitar a su tía Rafaela. Hermana pequeña de su abuelo, la undécima de sus trece hermanos,  y cuya habitación había ocupado ella desde su niñez.
Tía Rafaela, junto a su hermana Dolores, y tras muchas vicisitudes funda en 1887 la congregación de Esclavas del Sagrado Corazón y nombrada por unanimidad primera superiora general. Sin embargo en 1893 renuncia al generalato, convirtiéndose en un miembro anónimo de la congregación hasta su muerte en 1925.
De la humillación continua a la que es sometida fueron testigos mis padres quienes fueron a visitarla todas las tardes durante la semana en que permanecieron en Roma. Siempre vigilada por una monja, no pudieron estar a solas con ella ni un momento. En un descuido de su carcelera, consiguieron preguntarle si necesitaba algo.
-Muchas gracias, contestó- no me falta nada. Sin embargo si pudieras hacer que me arreglen el reloj. Se me ha roto hace un tiempo y no consigo llegar puntual al coro.
En Enero de 1922, le escrbió la siguiente carta a mi abuela:

" Mi querida sobrina Rosa:
   Con mucho gusto como siempre recibí tu carta y me alegro mucho que J de Dios parezca que se  
   inclina a estudiar, insiste para que lo acabe, y también para que sea bueno. Fórmale bien el  
   corazón
   en el santo temor de Dios y atraerlo a ti , que tenga gusto en estar contigo y sacrifícate por 
   complacerlo en lo que sea justo. Si te quiere lo tienes de tu mano y eso es lo que es necesario que  
   te quiera mucho. Procura que lea libros y revistas buenas. Cuanto hagas por él es muy del   
   agrado de Dios N.S. y su padre desde el cielo le bendice. No te arredren los sacrificios, es  
   obligación de los padres.
   Gracias a Dios que el pequeñito está en Chamartín, no le saques hasta que acabe los estudios allí  
   es donde está mejor! Hay ahora tantos peligros para la juventud y cuantas precauciones se tomen  
   son todas pocas. Vino tu recomendada y ya te habrá hablado de mi . Parece ser muy buena y    
  demuestra quereros mucho. Que alegría encontrarse con personas así y aun su marido es lo  
  mismosegún me dijo.
   Queridisima Rosa, no puedes figurarte cuanto te recuedo y pido al Sr por vosotros.
   Acuérdate también de la que te abraza y a tus hijos con mucho cariño de tu tía
                                                                      Rafaela
      Este Señor en el huerto es para ti que te consuele."

domingo, 11 de enero de 2015

historias de san juan de dios: MIS TRES ABUELAS

historias de san juan de dios: MIS TRES ABUELAS: Mi abuela Rosa y sus dos hermanas; María y Victoria Ruiz de Pedrosa y Tavira, eran mis tres abuelas. En parte porque los padres de mi padre ...

MIS TRES ABUELAS

Mi abuela Rosa y sus dos hermanas; María y Victoria Ruiz de Pedrosa y Tavira, eran mis tres abuelas. En parte porque los padres de mi padre murieron mucho antes de que yo naciera, en parte por que al quedar tia María sin familia durante la guerra nos adoptó como nietos.

Sus padres, Jose Ruiz de Pedrosa y León, natural de Córdoba, y Dolores Tavira y Gastón de Irarte, natural de la Habana, se conocieron en Cuba, en un viaje que mi bisabuelo hizo a la Isla como Ingeniero de minas. Allí se casaron.
Sus padres ricos hacendados y dueños del Ingenio Montalvo eran Rodrigo Tavira e Ibáñez y Dolores Gastón de Iriarte y Montalvo.

José y Dolores regresaron a España instalando su residencia en Córdoba, en un palacio de la Calle D. Rodrigo, donde nacieron mis tres abuelas.
No volvieron a Cuba.
José Ruiz de Pedrosa, además de Ingeniero de minas era un conocido Lexicógrafo y pensador político, siendo el primero en proponer un diccionario ideológico de la lengua castellana.

Por su casa pasaba todo lo más granado de la política y la literatura española. Mis abuelas, crecieron en un ambiente cosmopolita e intelectual, poco  habitual en las ciudades de provincia de aquella Andalucía.

Cuando mi bisabuelo murió el 22 de junio de 1888, su mujer vendió todas sus  propiedades cubanas y al caer enferma nombró albacea y tutor de sus hijas a Francisco Porras Ayllón, quien invirtió parte del capital en las mejores fincas de la campiña cordobesa. Al quedar huérfanas a tan corta edad, se encargó de ellas; su tía Victoria Ruiz, hermana soltera de su padre, muy bondadosa, pero poco apta para imponer disciplina a sus pupilas.

Tía María se casó con Pedro Pablo de Alarcón Contreras,  hijo del íntimo amigo de su padre, el conocido escritor realista  Pedro Antonio de Alarcón y Ariza. Enviudó en 1935, un año antes de que mataran a sus 2 hijos en Paracuellos. Quedando totalmente sola.

Tía Victoria, no se casó. Tres días antes de la boda, su prometido murió de una enfermedad conocida como las fiebres terciarias. Desolada, donó todas sus joyas, ajuar y traje de novia a la Virgen del Pilar.

Mi abuela, como ya he contado contrajo matrimonio con Juan de Dios Porras, quien entre otras cosas firmó el acta de diputado conservador por la circunscripción de Córdoba en los años 1914 y 1916. Dos años más tarde murió de un tiro en una montería... JUAN DE DIOS PORRAS AGUAYO

viernes, 9 de enero de 2015

FIN DEL CONFLICTO ARMADO

 El primero de abril de 1939, Franco envía por Fax mil un comunicado en que anuncia el final de la Guerra. Después de la alegría que supuso tal acontecimiento, había que rehacer nuestras vidas, hogares, encontrar a los desaparecidos...Ardua tarea!.

Mis padres con mi hermano Rafael en brazos, se fueron a Madrid a averiguar que había pasado con los hermanos de mi padre. Tío Paco, abogado de la Curia, era viudo de Tía Marita Grinda al empezar la guerra. Se encontraron conque había muerto, junto a su hermana la tia María Pepa. Los hijos de él. Pimpin y Marichu vinieron a vivir a Córdoba. Mi primo terminó derecho y empezó sus oposiciones a judicatura.

Aunque a tío Fernando le mataron en Paracuellos junto  a miles de personas...mi abuela no lo aceptó y proliferaron estafadoras que a cambio de una suma importante de dinero la daban pistas falsas sobre su paradero. Unas malas personas que jugando con la pena y la angustia de una madre le hicieron durante años albergar falsas esperanzas. Tan desesperada estaba que se dormía todas las noches rezando "Si Fernando está muerto que se me aparezca" Una noche, dormí yo en ese dormitorio...y me pasé la noche en vela rezando" Tío Fernando no soy la abuela, si te tienes que aparecer que no sea hoy!"

El campo de mi familia, casi todo en término municipal de Montoro, que fue del bando rojo durante toda la contienda, estaba como todo lo que ocuparon los milicianos. Totalmente devastado. A mi padre, que fue el encargado de gestionarlo, tras la muerte de tío Fernando. Le costó poner en orden aquella ruina. Al mismo tiempo, los propietarios del campo ocupado por los nacionales, se enriquecían ya que se pudo trabajar en él como si nada hubiera pasado. Y menos mal que hubo campo que trabajar...no se que hubiéramos hecho los españoles sino!

Tío Juan de Dios, sufrió de por vida, como consecuencia de la guerra, una bronquitis asmática. No pudiendo permanecer sentado mucho tiempo pues se ahogaba.

martes, 6 de enero de 2015

historias de san juan de dios: LA GUERRA

historias de san juan de dios: LA GUERRA: Mi abuela y mi hermano, al año y medio de estallar la guerra consiguieron salir de Madrid vía Valencia, gracias al pasaporte cubano de ella....

LA GUERRA

Mi abuela y mi hermano, al año y medio de estallar la guerra consiguieron salir de Madrid vía Valencia, gracias al pasaporte cubano de ella. Sus hermanas en cambio prefirieron permanecer en la Villa y corte.
Cuando mi madre les vio llegar, creyó desmayar! la abuela solo pesaba 30 kg, mi hermano, aunque demacrado parecía no haber pasado tanta hambre. Pero, nunca habló de aquellos meses de terror y desconcierto.
A mi tía Victoria la encerraron en la cárcel modelo por llevar puesto un crucifijo, tuvo que compartir celda con todas las prostitutas de la capital. " ¡Qué personas tan buenas y generosa y tan de derechas!"- solía decir.
Tía Victoria consiguió ganarse su afecto desde el primer minuto y  entre todas llenaron aquellas estancias de cucarachas portando mensajes subversivos contrarios a Rusia y al bando rojo. Fue tal escandalo el que montó que la pusieron de patitas en la calle con el deseo de no volver a toparse con ella jamás. "¡Aquella señora menudita y de aspecto frágil se las traía!"
Mientras, a mi tio Juan de Dios le destinaron al cerro Muriano para defender Córdoba de los Republicanos. En sus días de descanso venía a nuestra casa, a escasos km de donde se  libraba la batalla a diario y su mujer, tia María Fernández de Bobadilla, que vivía con sus padres y sus diez hermanos en una casa del P de la Victoria, también. Solían alegar que en casa de sus padres carecían de intimidad. Como agradecimiento a la hospitalidad de mis padres, siempre regalaba recetas de cocina para sobrevivir en esa época de carestía; como hacer croquetas sin leche, natillas sin huevo ni leche...
Mi padre, unas veces delante, otras porque se lo relataba mi madre siempre decía lo mismo - Dolores ni se te ocurra hacer caso a tu cuñada, cuando se puedan hacer como Dios manda lo comemos, mientras tanto prefiero pasar si ellas que comer esa porquería!

domingo, 4 de enero de 2015

historias de san juan de dios: ESTALLA LA GUERRA

historias de san juan de dios: ESTALLA LA GUERRA: El 18 de julio de 1936 estalló la guerra civil, el caos y el desconcierto se apoderó de todos los españoles: A mi, a mis padres, a mi abuela...

historias de san juan de dios: ESTALLA LA GUERRA

historias de san juan de dios: ESTALLA LA GUERRA: El 18 de julio de 1936 estalló la guerra civil, el caos y el desconcierto se apoderó de todos los españoles: A mi, a mis padres, a mi abuela...

ESTALLA LA GUERRA


El 18 de julio de 1936 estalló la guerra civil, el caos y el desconcierto se apoderó de todos los españoles: A mi, a mis padres, a mi abuela, a tío Fernando y a mi hermano Juan de Dios, nos pilló en Madrid.

Los que estábamos en Madrid quisimos salir, los que estaban fuera querían entrar. Este fue el caso de tío Federico Porras, primo de mi madre. A quien el estallido le pilló en Lisboa y acudió a la capital pidiendo auxilio a mi abuela. Alojándose con ellos en la casa que tenían en la calle Atocha.

Yo acababa de nacer, el resto vino con motivo de tal acontecimiento. Mis padres, mi ama y yo cogimos el último tren que salió de la capital rumbo a Córdoba. Los demás trataron de salir al día siguiente en el Hispano-suiza de mi abuela, sin suerte.

Al ver lo imposible de abandonar la capital, mi abuela metió a mi hermano Juan de Dios en la cama, fingiendo una terrible enfermedad, para impedir que se lo llevaran a Rusia como hicieron con todos los niños de su edad e inició los tramites pertinentes para salir usando su pasaporte cubano.

El tio Federico un tanto partidario de los republicanos, recibía en la casa de Atocha a todos sus amigos milicianos...Un buen día, un grupo al mando de uno de estos milicianos amigos del tío Federico irrumpieron en la casa llevándose detenidos a tío Fernando Porras, a tío Pepe y tío Perico Alarcón. Este último al salir de casa le dio un sobre a su madre, tía María Ruiz, con un buen fajo de dinero, los milicianos ni se percataron. Gracias a ese dinero pudieron comer algo.

Su primer destino fue la cárcel modelo, para inmediatamente trasladarlos a Paracuellos donde fueron vilmente asesinados Mi abuela no se repuso nunca de esta perdida, le costó años aceptar su muerte si es que algún día lo hizo. Nunca más se habló con ni de tío Federico!

Mientras, en Sevilla, tio Juan de Dios, militar de profesión, se puso al lado de Queipo de llano, quien con un puñado de soldados y contados cañones conquistó esta plaza para el bando nacional..

Mi padre, gran activista durante la Republica, en contra de Azaña. Aparecía como número uno en la lista de los rojos para ser ejecutado en caso de que estos entraran en Córdoba. Cosa que gracias a Dios no ocurrió.

Su activismo fue tal que además de artículos en periódicos y de mandar en la elecciones del 31 a mi hermano Jose María, de 8 años,  a caballo a repartir propaganda electoral a favor de la derecha; puso a un perro el nombre de Azaña. Cuando este se perdía y mis hermanos le perseguían llamándole, nuestros vecinos los Ruiz Maya de clara orientación izquierdista montaban en cólera.


sábado, 3 de enero de 2015

MI PADRE

Aunque natural de Marchena, se educó en Madrid.

Al quedar viuda, mi abuela Desamparados, y tras algún que otro rifi -rafe con los hermanos de su marido por la herencia, pidió ayuda a su hermano Jose Mº Salvador, Obispo de la capital. Acogiendo este a su hermana y sobrinos en el Palacio Episcopal.

Alli estudió Arquitectura e Ingenieria de Caminos, canales y puertos, ejerciendo esta última profesión, posiblemente porque la arquitectura era considerada intelectualmente inferior, por lo que para él no era más que un hobby.

En Córdoba, trabó amistad con los primos de mi madre, ya que en época de Primo de Rivera, dirigió la ejecución de varias obras a lo largo del rio Guadalquivir y afluentes. Entre otras la presa de Adamuz. Por aquel entonces, quedó embobado con la belleza de mi madre, novia del Pérez de Ayala. Aunque, esto no fue un obstáculo a su amor.

Mi padre, enterado de lo sometida que estaba mi madre a mi abuela, decidió conquistar primero a esta, y una vez conseguido y superado este problema, se dedicó a mi madre. Se prometieron en Madrid y de la calle Zorrilla, de esta ciudad, salió mi madre para casarse con mi padre en la Iglesia de los Jerónimos.

Como regalo de bodas, mi abuela les compró un trozo de "El Brillante", finca que mi bisabuela Dolores Aguayo, poseía a las afueras de Córdoba, en el camino a las ermitas. De entre todo lo inmenso de aquella finca, se decidió por el trozo más feo, pegadito a la casa principal de la misma, donde su suegra, a quien no soportaba, pasaba largas temporadas. Todo Córdoba hizo cábalas sobre el asunto.

Diseñó la casa siguiendo las pautas árabes tan propias de la ciudad de los Califas, a capricho y probablemente por partes, pues acoplaba elementos nuevos a los ya construidos, como la escalera de madera, situado en el patio cerrado que hacia las veces de repartidor. y que no tenía ningún punto de sujeción visible. O el cierre del comedor, cristalera similar a las galerías castellanas  desde la que se disfrutaba del bosque de palmeras, su diseño, de muy difícil ejecución, le hizo en varias ocasiones desistir de llevarla a cabo, pero mi madre entusiasmada con la idea no le permitió hacerlo. La chimenea es otro ejemplo de la mente del Ingeniero al servicio de la estética. En este caso, hizo una chimenea prácticamente invisible y a partir de ahí diseño una habitación como continuación de la campana.

Disfrutaba mucho desafiando la física, tanto que en una ocasión, diseño una barca de cemento armado. Cuando la iba a flotar su ayudante seguro de lo inverosímil del invento, le dijo:
- D. Joze ezo ze zume!
A lo que mi padre seguro de sus cálculos contestó -No Antonio no ze zume
Una vez en el agua no ze zumió!!

A Antonio le costó cerrar la boca.

jueves, 1 de enero de 2015